La ciudad de Calatayud ofrece un apabullante patrimonio histórico-artístico para descubrir y disfrutar, en el que brilla con luz propia el brillante legado mudéjar que se contempla en sus torres y templos. Una escapada a nuestra Hospedería Mesón de la Dolores, alojamiento con dilatada historia y solera, permite recorrer Calatayud y descubrir sus tesoros.
A su propuesta turística se une ahora un nuevo recurso. La Real Basílica-Colegiata del Santo Sepulcro ha abierto el Espacio Medieval Pedro IV, un proyecto que recupera para la visita uno de los rincones históricos más singulares del conjunto monumental.
Ubicado en el claustro alto del siglo XIV, el nuevo espacio recorre la historia de la Orden del Santo Sepulcro, su implantación en Calatayud y sus vínculos con la Corona de Aragón, la Santa Sede y el Patriarcado Latino de Jerusalén. El itinerario combina paneles explicativos, piezas artísticas y restos arqueológicos que ayudan al visitante a comprender mejor el origen y la evolución medieval de la basílica.
El nuevo recurso museográfico se articula en torno al ala del claustro reconstruida gracias al mecenazgo de Pedro IV el Ceremonioso, cuya figura da nombre al espacio. La propuesta permite contextualizar la vida de la Orden en Calatayud, su papel en la espiritualidad y en la organización social medieval y la pervivencia de su legado hasta nuestros días.
Este nuevo ámbito expositivo se suma a otros espacios ya visitables —como la sacristía o el coro— para ofrecer una visión más completa de la basílica, considerada una de las joyas del patrimonio sacro aragonés por su arquitectura, su historia y su estrecha relación con las antiguas órdenes militares.
El Espacio Medieval Pedro IV está abierto a las visitas de jueves a sábado de 11.30 a 13.00 horas y de 17.00 a 19.00 horas. Los domingos de 11.30 a 12.30 horas y de 17.00 a 18.30 horas. Fuera de ese horario se puede consultar en basilicasantosepulcro@diocesistarazona.org.
La Basílica del Santo Sepulcro de Calatayud tiene su origen en el testamento de Alfonso I el Batallador, quien, tras incorporar Calatayud a la Corona de Aragón en 1120, legó en 1131 su reino a las instituciones religiosas de Jerusalén, entre ellas la Orden del Santo Sepulcro. Aunque este testamento resultó imposible de ejecutar, sentó las bases para la llegada de la Orden a territorio aragonés y su asentamiento en Calatayud. Bajo el reinado de Ramiro II y la regencia de Ramón Berenguer IV, la Orden renunció en 1140 a los derechos sucesorios a cambio de nuevas encomiendas, y en 1146 el conde confirmó la concesión de diversos territorios donde destacó Calatayud, documento cuya copia original se conserva en la propia basílica.
A partir de entonces, los canónigos del Santo Sepulcro impulsaron la construcción de un primer complejo monástico dedicado en 1156 y consagrado en 1249. Siglos más tarde, en el XIV, se sustituyó el templo románico por una nueva iglesia mudéjar, de la que hoy quedan restos del ábside y de la sala capitular, y que sufrió diversas transformaciones y desarrollos arquitectónicos posteriores.
